Los envasadores y distribuidores de gas vienen sosteniendo un fuerte reclamo desde hace meses, alertando que el esquema de costos del sector es insostenible, y piden a la Nación que revea los subsidios y los valores estipulados para la venta de garrafas. Todavía sin respuestas, la situación se agravó y algunas empresas decidieron aumentar los precios.
Esta decisión ya tuvo, obviamente, un impacto directo en los kioscos y en los consumidores, que ya comenzaron a pagar más cara la garrafa. De esta manera, el tubo de 10 kilos que hasta hace poco costaba alrededor de $ 1.000 en los comercios minoristas, se vende ahora a $ 1.800 y llega incluso a los 2.000 en algunos casos.
Así, el incremento terminó siendo de alrededor del 80 % en la mayoría de los casos, aunque no se trata de una actualización unificada. Hay que tener en cuenta que no todas las empresas ajustaron sus precios, y que además el valor de venta en los kioscos no está regulado, por lo que hay variaciones de acuerdo al comercio y también a la zona.
Sobre esta situación, Pedro Cascales, presidente de la Cámara de Empresas Argentinas de Gas Licuado (Cegla), quien señaló que siguen en alerta ante un panorama cada vez más desalentador. “Esta semana deberíamos tener una respuesta de la Secretaría de Energía de la Nación”, dijo y aclaró que a pesar de los pedidos formales y las movilizaciones, “por el momento no hubo una solución, y la situación se agrava”.
La solicitud es que el Estado aumente los precios de referencia ya que, aseguran, los costos actuales no alcanzan ni para cubrir el flete. De esta manera, las empresas argumentan que no es que estén ganando menos, sino que están trabajando a pérdida. Por eso, advierten que están en riesgo las fuentes de trabajo y el abastecimiento.
“Si esta semana no
hay una respuesta,
se va a complicar
en serio el stock”PEDRO CASCALES
PRESIDENTE DE CEGLA
Desde la cámara reconocieron que algunas empresas decidieron igualmente aumentar sus precios, aunque sea levemente, por eso se empezó a notar la suba en los comercios.
“Tenemos dos opciones: no vender o aumentar los precios lo necesario para seguir operando”, explicó Cascales.
El pedido es que las garrafas de 10 kilos puedan costar al menos $ 1.500; aunque según varios estudios de costos realizados, una tarifa que le vendría bien al sector sería de alrededor de $ 2.000 e incluso un poco más.
Abastecimiento
Si bien desde la Cegla señalaron que por el momento hay stock para distribuir en los comercios y a los usuarios directamente, lo cierto es que algunas firmas se encuentran ya dosificando las garrafas que reparten. En la última semana fueron varios los kiosqueros que quisieron reponer los tubos vacíos y pudieron hacerlo solo de manera limitada.
“Llegó el camión y le pedí cinco garrafas, pero los repartidores me bajaron solo dos”, comentó un comerciante del barrio 17 de Agosto. Agregó además que “me dijeron que quieren cumplir con todos y tienen miedo de quedarse sin stock”.
En este escenario, si bien todavía no puede hablarse de que haya faltante, sí comenzó un proceso que apunta a optimizar la distribución por parte de las empresas. Las firmas aseguran que se está en la antesala de la escasez si es que Energía no brinda una respuesta rápida y efectiva en el corto plazo. Incluso, aseguran que si la decisión se dilata otra semana, el escenario será realmente preocupante, sobre todo para las provincias del NEA que no cuentan con red de gas natural.
“Si esta semana no hay una respuesta se va a complicar en serio el stock”, alertó el presidente de la Cegla, organización desde la que ya alertaron que esta situación puede derivar en un colapso energético para la región.
Además de la falta de actualización de precios, el Estado nacional adeuda varios meses de compensaciones, algo que también atenta contra el normal funcionamiento de las envasadoras y sobre todo de las distribuidoras, que sufrieron un fuerte aumento en sus costos operativos por la suba de los combustibles y por el proceso inflacionario que atraviesa el país.