Acompañados por el obispo, monseñor Adolfo Ramón Canecin, una veintena de personas participó del Encuentro Diocesano de Pastoral Penitenciaria de la diócesis de Goya en la parroquia Nuestra Señora del Rosario, de esta ciudad, cabecera de la jurisdicción eclesiástica. La jornada se realizó bajo el lema “Extendiendo la carpa” y fue coordinada por el presbítero Diego Alberto Villalba, capellán del servicio penitenciario y asesor diocesano de esta pastoral.
Se trató de la última reunión del año y contó con la participación de 20 representantes de la pastoral, provenientes de los departamentos de Curuzú Cuatiá, Mercedes, Monte Caseros, Sauce, Lavalle, Esquina y Goya.
En ese contexto, los agentes de pastorales compartieron sus experiencias “en el caminar misericordioso del Señor” que no duda en repartir su amor por las alcaidías, cárceles. comisarías y en los diferentes lugares donde están las personas privadas de la libertad.
El presbítero Diego Villalba destacó que el trabajo en las cárceles es un “desafío” teniendo en cuenta de que “no es una pastoral ordinaria especial” y en esa línea el objetivo fue de “caminar juntos” todos los equipos que acompañan y visitan a los privados de libertad con el objetivo de dignificarlos y alimentar su esperanza.
“Somos un signo de Dios en medio de la cárcel” remarco el padre Villalba.
Monseñor Adolfo Canecin, miembro del equipo nacional de la Pastoral Penitenciaria de la Conferencia Episcopal Argentina, animo a los participantes a continuar acompañando y visitando a los privados de libertad en una “pastoral de misericordia, reconciliación y esperanza que haga visible, en el ámbito penal y penitenciario, el amor de Dios al hombre”.
El obispo insto a formar equipos en el interior de la Diócesis de Goya y a “sensibilizar en las parroquias sobre nuestros hermanos que están en las cárceles” descubriendo en cada privado de libertad el rostro de Cristo que nos dice “estuve preso y me vinieron a ver” (Mateo 25,36).
“Nuestra presencia en las cárceles es humilde y sencilla, y quiere ser sobre todo un signo de la infinita misericordia del Dios de la libertad y de la vida que nunca abandona a quienes más lo necesitan” subrayó el obispo.-