La suspensión de la producción en Hilandería Alal habría dejado a más de 200 trabajadores en una difícil situación y ha generado incertidumbre en la comunidad de Goya. Con el 50% al 70% de sus salarios durante la paralización, los trabajadores se pueden enfrentar a mayores niveles de pobreza. Mientras tanto, la industria textil en su conjunto enfrenta una grave crisis, con “6 de cada 10 máquinas paradas”. La Fundación Pro Tejer reclama medidas urgentes al Gobierno para salvar el sector y evitar despidos y cierres.
La fábrica textil de Goya, conocida como Hilandería Alal, ha generado una gran incertidumbre al anunciar que suspenderá toda su producción a partir del 1 de junio. Esta decisión ha dejado a más de 200 trabajadores altamente calificados en una situación precaria, lo cual ha sido un golpe duro para la comunidad de Goya y la industria textil en general. El sector textil nacional está solicitando medidas urgentes, ya que “6 de cada 10 máquinas están paradas”.
Hilandería Alal no es una fábrica textil común. Es la ultima gran industria que tiene Goya. Anteriormente, durante el gobierno de Mauricio Macri, la ciudad perdió a la fábrica multinacional Massalin Particulares. Ahora, es uno de los pocas fuentes de trabajo de volumen, el resto que tiene la ciudad es el sector servicios, no fabril. Sin embargo, con la implementación de la política de Milei, el futuro de la fábrica y sus trabajadores se ha vuelto incierto.
Según los informes diarios, durante la suspensión los trabajadores recibirán entre el 50% y el 70% de sus salarios. Aunque esto puede parecer un alivio temporal, esta reducción salarial solo empeorará los niveles de pobreza y disminuirá el consumo en Goya, que ya se encuentra en una situación crítica debido a la recesión económica.
ANTECEDENTES DE CONFLICTO
Este no es el primer conflicto que la fábrica ha enfrentado. En abril de 2006, dos trabajadores fueron despedidos por adherirse al feriado nacional del 24 de marzo. Aunque recibieron todas las indemnizaciones y compensaciones requeridas por ley, los empleados optaron por no retirar el dinero depositado en sus cuentas de ahorro, una decisión simbólica para no reconocer que la empresa los había dejado sin empleo.
En respuesta a los despidos, los compañeros de trabajo de los obreros despedidos dejaron de trabajar y se declararon en estado de asamblea permanente.
Está claro es que los próximos meses serán cruciales para determinar si la fábrica puede superar este obstáculo y continuar su legado en la industria textil. Mientras tanto, los trabajadores, la comunidad de Goya y el sector textil en su conjunto estarán observando y esperando.
“6 DE CADA 10 MÁQUINAS ESTÁN PARADAS”
El presidente de La Fundación Pro Tejer, Luciano Galfione, afirmó que la industria textil es uno de los sectores más afectados por la recesión, con más de la mitad de su industria paralizada, por lo que le reclamó al Gobierno de Javier Milei medidas urgentes.
Ante esta situación, el dirigente textil solicitó al oficialismo que impulse en el tratamiento de la Ley Bases un régimen de inversiones que incluya a las pequeñas y medianas empresas, con medidas para mejorar la competitividad y garantizar el desarrollo de proveedores locales.
Galfione explicó la situación que atraviesa el rubro: “De cada 10 máquinas, 6 se encuentran paradas. En las ventas hubo una disminución del 30% en la fabricación textil, con un 95% de empresas pymes, que cayó un 25,1% interanual en marzo y acumula un retroceso del 15% en lo que va del año”.
Además, el titular de La Fundación Pro Tejer manifestó su preocupación por la posible repercusión en términos de despidos y cierres en la industria textil. “En los últimos cinco meses, la actividad se ha desplomado. Según estadísticas oficiales, ha disminuido más del 25%”, añadió.
Es importante destacar que el último informe del INDEC sobre el uso de la capacidad instalada de la industria reflejó que el rubro de productos textiles fue uno de los más afectados en la comparación interanual, con solo el 38,5% de los recursos en funcionamiento (hace un año era del 52,5%).
Galfione afirmó: “Si se analiza la cadena de valor textil e indumentaria, tiene muchos eslabones a lo largo y ancho de todo el país, y las situaciones son diferentes según cada eslabón, cada tipo de empresa y cada ubicación”.
Aunque se destinaron más de USD 700 millones para impulsar la industria textil en el país entre 2020 y 2023, el actual mercado interno en contracción y una alta carga impositiva han reducido considerablemente las perspectivas de crecimiento.
“El problema fundamental que tenemos es que nuestro sector depende mucho del mercado interno, que actualmente está sufriendo debido a la disminución del poder adquisitivo de la población, no solo en los últimos cinco meses, sino desde el año pasado”, concluyó Galfione.