“El Verbo se hizo carne, habitó en nuestra historia y nos enseñó a caminar juntos”
Hermanos Todos:
En una canción nos decía el Paí Julián: “Es que Dios es Dios Familia; Dios Amor,
Dios Trinidad. De tal palo, tal astilla; somos su Comunidad”. En nuestro Dios
Trinidad, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, caminan, disciernen y actúan
juntos. “Hagamos al ser humano a nuestra imagen” (Gn 1, 26). La plena y perfecta
comunión en la Trinidad desborda en misión. Todo brota del Padre y nos llega a
través del Hijo en el Espíritu Santo, aportando cada Persona Divina desde su
identidad al fin, “Dios quiere que todos los hombres se salven” (1Tim 2, 4). El Hijo
Eterno del Padre, acostumbrado al “estilo divino”, al hacerse hombre, quiso que
no le faltara el calor de una familia. Nació de María Virgen, tuvo por Padre a José
(Lc 2, 16). Creció junto a ellos (Lc 2, 40) y caminó con sus padres y su pueblo al
Templo de Jerusalén (Lc 2, 41-52). Jesús ungido por el Espíritu (Lc 3, 21-22),
convocó a los Doce para que convivieran con él (Mc 3, 13) y así contagiarles su
estilo de caminar juntos, para luego enviarlos a predicar de dos en dos (Mc 6, 7)
y luego a todas las naciones proclamando la Buena Noticia (Mc 16, 15).
¡Qué bueno y necesario los que nos recordó el Papa Francisco el 17 de octubre de
2015: “¡La voluntad de Dios para la Iglesia en el Tercer Milenio, es la Sinodalidad,
caminar juntos”! Para aprender y ejercitarnos en este estilo, el Papa Francisco
convocó al Sínodo sobre la Sinodalidad-Comunión, Misión, Participación que
concluirá en octubre del 2024.
Queridos hermanos, los invito en esta Navidad a acercarnos con los pies
descalzos de la humildad, el asombro y la admiración al Pesebre de Belén, allí contemplaremos al Verbo hecho carne que habitó en nuestra historia y nos
enseñó que el estilo de Dios y el de sus hijos es caminar juntos.
Los saludo de corazón y con un fuerte abrazo, les deseo:
¡Feliz Navidad!
Adolfo Canecin
Obispo de Goya