Irán atacó directamente a Israel con drones y misiles. Cómo empezó la disputa entre ambos países, la escalada regional, el fantasma de una Tercera Guerra Mundial y la amenaza nuclear.
En la noche del sábado pasado, Irán atacó a Israel y encendió las alarmas en Medio Oriente. La maniobra fue considerada “sin precedentes” y amenaza con provocar una escalada regional. Con el apoyo y el rechazo de países y organismos en todo el mundo, se juega un nuevo capítulo de los conflictos armados, con la amenaza de la Tercera Guerra Mundial y el uso de armas nucleares, con Estados Unidos, Rusia, China y la OTAN como grandes maestros de ceremonia.
Según las autoridades de Israel, sus sistemas antiaéreos anularon la mayoría de los ataques. Sin embargo, los misiles iraníes sí han alcanzado una base militar israelí.
El ejército israelí ha contado con el apoyo de aliados como Estados Unidos y Reino Unido, que han colaborado derribando drones y misiles iraníes.
Por qué Irán bombardeó Israel: el impacto en Medio Oriente
El ataque de Irán se produce como respuesta al ataque que llevó a cabo Israel contra el consulado iraní en Damasco (Siria) el pasado 1 de abril, que acabó con la vida de varios comandantes de la Guardia Revolucionaria iraní. Entre los muertos se encontraba Mohamed Reza Zahedi, general responsable de la coordinación de las operaciones con Hezbolá, la milicia chií libanesa. Irán advirtió de que este ataque no quedaría impune y que se veían obligados a responder ante la agresión israelí.
El ataque iraní supone una ruptura del equilibrio que había entre las dos potencias regionales. Hasta ahora, tanto Irán como Israel evitaban atacarse de manera directa, optando por objetivos iraníes en terceros países como Siria, Líbano o Irak, en el caso de Israel, u operando a través de proxies, en el caso de Irán. Sin embargo, un ataque directo de un Estado a otro supone una escalada entre los dos países.
Pese a la gravedad del ataque, Irán ha medido la dimensión de su respuesta para evitar una escalada. Durante los días previos avisó de que este se iba a producir “pronto”. Además, mantuvo llamadas telefónicas con distintos líderes mundiales para advertirles.
Desde que Israel intervino en Gaza tras los ataques de Hamás del 7 de octubre pasado, ha aumentado sus ataques contra objetivos iraníes en Siria, pero hasta el ataque contra su embajada, Irán ha evitado ampliar el conflicto. Ahora ha remitido una carta al Consejo de Seguridad de la ONU reiterando que no desea una escalada mayor.
Irán-Israel: una relación que pasó de la alianza estratégica a ser enemigos acérrimos
Irán, que fue aliado de Israel bajo el régimen del shah, dio un giro de 180 grados tras la revolución islámica de 1979, y pasó a convertirse en el gran enemigo regional del Estado hebreo, lo que desembocó en el reciente ataque con drones.
Sin embargo, la relación bilateral que hoy tiene en vilo a los mercados y presiona el precio del petróleo cuenta con varios hitos en las últimas décadas.
El primero, dos años después de la creación del Estado de Israel, Irán se convirtió en 1950 en el segundo país musulmán, tras Turquía, en reconocer al nuevo país. Irán alberga entonces la mayor comunidad judía de Medio Oriente.
Israel dispone en ese momento en Irán de una importante misión diplomática e importa de ese país el 40% de sus necesidades de petróleo a cambio de armas, tecnología y productos agrícolas.
Segundo, la colaboración es tan estrecha que la temible policía política iraní, el Savak, es creada en 1957 con ayuda de la CIA estadounidense y luego del Mosad israelí.
Ataque de Irán a Israel: los tres escenarios posibles
A la espera de la respuesta de Israel, hay tres escenarios que a esta hora ganan terreno. Todo depende del nivel de agresividad con el que el gobierno de Benjamin Netanyahu decida actuar. A partir de allí, se verá si el conflicto escala o se modera.
El primer escenario
Israel puede optar por la desescalada y responder con algún tipo de ataque contra grupos armados proiraníes en Siria, Irak o Líbano. Si es así, es probable que la situación se calme.
Ninguna parte está interesada en escalar. Por su parte, Irán no tiene capacidad ni interés en enfrentarse directamente a Israel, y los israelíes prefieren evitar luchar en varios frentes a la vez. La comunidad internacional, y especialmente Estados Unidos, están presionando a Netanyahu para que no escale.
El potencial perjudicado en este escenario sería justamente el primer ministro israelí, hundido en las encuestas, asediado por la presión internacional y de la calle en Israel y con un gobierno de coalición frágil.
El ataque iraní aumenta la presión sobre él: muchos en su país lo culpan de la escalada con los iraníes. Pero Netanyahu sabe que podrá conservar el poder mientras el conflicto siga abierto, sea contra Hamas o contra Irán.
Segundo escenario
Este panorama se suma al primero antes mencionado, donde Israel, como respuesta, continúe con sus operaciones contra Hamas al sur de la Franja de Gaza. Además, puede optar por atacar a Hezbollah en el Líbano. Como ha ocurrido en otras ocasiones, esto puede derivar en una intervención militar directa de las milicias israelíes para crear una zona de seguridad.
Tras el ataque iraní, Israel cuenta con más apoyo internacional, lo que puede llevarle a ampliar su operación en Gaza. En cualquier caso, la escalada aquí sería limitada y no involucraría directamente a Irán.
Tercer escenario
Es el escenario de máxima escalada y violencia. Israel podría atacar directamente a Irán. Las imágenes de los misiles sobrevolando Jerusalén son demasiado impactantes como para que el Gobierno de Netanyahu no actúe.
En esa línea, la respuesta israelí con un ataque directo en suelo iraní generaría, a su vez, dos escenarios: si la respuesta es contundente, puede generar una escalada; por el contrario, si la respuesta se limita a una demostración de fuerza para cumplir ante la opinión pública israelí, la desescalada sigue siendo posible.
Aquí, subir la apuesta llevaría a una espiral que involucraría a otros países y actores de la región, ante la mirada de Estados Unidos y Rusia, que observan cómo se disputan sus intereses allí.
En este escenario, es probable que Irán movilizara su red de milicias y grupos armados, como Hezbollah en el Líbano o los hutíes en Yemen. De ser así, es probable que Estados Unidos se involucre y apoye a Israel. También lo harían otros países como Reino Unido o, quizás, Arabia Saudí de manera soterrada.