Leo sigue con dolor pero la contractura va cediendo. Este lunes trabajó con los kinesiólogos y luego hizo ejercicios físicos.
Empieza la cuenta regresiva. Faltan cuatro días para el partido de los cuartos de final de la Copa América y, como siempre, todas las miradas están puestas en cómo se encuentra Lionel Messi. Pero más allá de lo que genera por naturaleza el mejor del mundo, en esta oportunidad su condición física lo pone aún más en el centro de la escena (si es que eso es posible) y habrá que ver su evolución día a día para saber si está en condiciones de ponerse los botines y jugar ante Ecuador.
Desde que terminó el partido contra Chile (ante Perú se sentó en el banco de suplentes en zapatillas) que Leo tiene una sola cosa en la cabeza: tratar de recuperarse lo antes posible. El primer estudio que le hicieron en el MetLife Stadium había mostrado sensaciones positivas, pero el que se hizo 48 horas después ya en Miami, fue un poco menos alentador: el 10 tiene una fuerte contractura en el aductor de la pierna derecha. Le duele, aunque esa molestia va cediendo.
“Vamos a ir día a día con Leo. Lo notamos mejor, estuvo con nosotros en el vestuario. Hay que ver sus sensaciones y hablar con el doctor”, dijo Walter Samuel, el sábado por la noche en la conferencia de prensa post Perú. Todos en el Mundo Selección son precavidos a la hora de mencionar qué pasará con el 10, porque ya se sabe que el capitán muchas veces ha jugado muy tocado partidos importantes de la Selección. Y el mejor ejemplo fue el pique final que hizo ante Chile, a los 90′, cuando tenía un fuerte dolor.
Leo no se apartó ni un minuto del tratamiento médico indicado. Más allá de que tuvo un par de días libres (como el resto de los jugadores), en su casa trabajó junto a un kinesiólogo personal para poder “romper la contractura”. Luego, siguió con los ejercicios ya con el plantel: se lo vio salir del vestuario de la Universidad Internacional de la Florida caminando dolorido, luego de una sesión muy exigente.
Mientras sus compañeros se enfocaron en el partido ante Perú, él continuó el sábado con la recuperación y a medida que pasan los días, hay una evolución. Pero leve. A los 37 años, el cuerpo no se recupera como a los 25, y hay que ser pacientes. Leo lo sabe, lo entiende y por eso el domingo, que el plantel tenía libre y podía llegar a las 19.30 al hotel, el capitán apareció antes de las 17 para enfocarse en el tratamiento. El 10 está haciendo doble turno con el kinesiólogo personal y también con el grupo médico de la Selección, encabezado por los doctores Daniel Martínez y Luis García.
Este lunes, el plantel se entrenó por la mañana en Miami, antes de emprender viaje rumbo a Houston, la sede donde se enfrentará el jueves a Ecuador, rival al que venció en la gira previa por 1-0. ¿Qué hizo el 10? Nuevamente trabajó puertas adentro, con los kinesiólogos, y luego, bajo un calor tremendo, saltó al campo de juego para estar cerca de sus compañeros y allí realizó trabajos físicos a la par del resto. Esto es un buen indicador, aunque nadie quiere apresurarse.
“Esto será día a día”, repite alguien que conoce al 10 y que no quiere apurarse con ninguna definición. La evolución se ve, pero los tiempos no ayudan tanto. Una contractura fuerte necesita al menos 10 días para curarse y entre el partido con Chile y el match con Ecuador apenas hay nueve jornadas. Parece muy difícil que pueda ser titular el jueves, ya que Leo aún no arrancó con los trabajos de campo. Habrá que ver si el martes, cuando la Selección ya se entrene en Houston, el 10 salta a la cancha unos minutos.
Está claro que el cuerpo técnico no va a apurarlo. Saben que una exigencia de más puede ser contraproducente: si se desgarra se perderá lo que queda de la Copa América. Entonces, esto será paso a paso y entendiendo que Leo conoce mejor que nadie su cuerpo. Scaloni, ya con la sanción cumplida, dará una conferencia el miércoles y ahí habrá una voz oficial que diga cómo sigue Messi. Mientras tanto, hay que esperar y ser prudentes. Por supuesto que Leo querrá estar el jueves, pero habrá que ver si su cuerpo se lo permite.
Leo, más allá del dolor, está con buena onda. Y eso se pudo obervar en el final del entrenamiento cuando se sumó un poco con sus compañeros.