La ciudad enfrenta un desafío de compatibilizar la necesidad de incrementar la cobertura arbórea y una sociedad que parece resistirse.
Corrientes se caracteriza por ser una de las ciudades más calurosas del país, los árboles no solo aportan al oxígeno, sino que dan sombra, permite el escurrimiento ante la gran caída de agua. La ciudad enfrenta un desafío particular de compatibilizar la necesidad de incrementar la cobertura arbórea con una cultura urbana que parece resistirse. Alejandro Cristía, subsecretario de Planificación Ambiental del municipio, dialogó con este medio sobre las iniciativas que buscan contrarrestar esta tendencia y los obstáculos que enfrenta su implementación.
“Corrientes tiene un plan de acción frente al cambio climático, y uno de los ejes centrales es aumentar la cobertura arbórea. Los árboles no solo mitigan el calor y reducen las inundaciones, sino que también transforman el paisaje urbano. Una calle con sombra es más fresca, y las raíces de los árboles ayudan a drenar el agua de lluvias intensas”, explicó Cristía.
Sin embargo, el subsecretario señaló a El Litoral: “Por cada vecino que solicita un árbol para plantar, tenemos diez pedidos para talar o podar árboles existentes. El mayor desafío es cultural. Muchos vecinos ven a los árboles como un problema en lugar de una solución”.
Pese a los esfuerzos por incorporar la mayor cantidad de árboles, los números son contundentes: los pedidos de extracción superan ampliamente a los de plantación. El fenómeno no es menor en una ciudad que sufrió eventos climáticos extremos en los últimos años, como la lluvia torrencial del 3 de marzo de este año que dejó en horas una acumulación de agua equivalente a un mes y medio de precipitaciones, o los incendios de 2022 que arrasaron el 10% de la provincia.
El municipio lanzó un ambicioso plan de arborización durante la gestión del intendente Eduardo Tassano, con la meta de duplicar la cantidad de árboles plantados respecto a la campaña anterior. Este año, la meta de 5.000 árboles plantados fue cumplida. Con estos últimos ejemplares que se plantaron en el 2024, se llegó al 77% de la meta de plantación de 15.000 en cuatro años.
Entre las razones que los ciudadanos señalan para solicitar la extracción de árboles, Cristía enumeró algunas comunes: “Rompen la vereda, están inclinados, son viejos, o simplemente porque estorban para construir accesos vehiculares”.
En el centro de la ciudad, hay calles arboladas pero también hay una gran cantidad de aceras en las que solo se puede ver cemento. Uno de los principales argumentos de los correntinos para no querer colocar árboles porque la vereda es angosta, sin embargo, hay varios espacios que cuenta con aceras amplias y no hay especies plantadas.
En este contexto, el subsecretario destacó la importancia de la educación ambiental. Con más de 100 campañas anuales en colegios y con vecinos para sensibilizar sobre la importancia de los árboles.
El problema no se limita a los vecinos. Las decisiones arquitectónicas también afectan como los proyectos de urbanización que priorizan lo estético por encima de lo funcional. El asfalto y las edificaciones de las casas, absorben radiación solar durante el día y por la noche liberan, esto genera calor durante las 24 horas del día, en cambio con árboles la situación sería diferente.