Con la convicción de que cerrará antes de fin de año el acuerdo con la Unión Europea
El presidente brasileño también recogió el reclamo de Uruguay y de los otros socios por más acuerdos comerciales y mayor velocidad en las gestiones.
El presidente de la República, Yamandú Orsi, participó de la LXVI Cumbre de Jefes de Estado del Mercosur y Estados Asociados, la cual cerró en Buenos Aires con el traspaso de la presidencia pro témpore de Argentina a Brasil, y el compromiso del presidente Lula da Silva de hacer todo lo posible para que el bloque “se transforme en un gran bloque” y se cierre el acuerdo con la Unión Europea (UE) a fin de año.
En una jornada fría en el centro porteño, los presidentes comenzaron a llegar al Palacio San Martín, sede de la cancillería porteña, alrededor de las 9:30. Orsi arribó minutos después de ese horario, sin delegación, y fue recibido por el presidente anfitrión, Javier Milei, y su ministro de Relaciones Exteriores, Gerardo Werthein.
El breve intercambio entre ambos mandatarios fue amistoso, en una cumbre que se caracterizó por el bajo vuelo político y la predominancia de la cordialidad diplomática para evitar cruces, sobre todo entre el gobierno argentino y el brasileño de Lula da Silva —relación que protagonizó sus propios momentos incómodos tanto en el saludo protocolar como en el traspaso de la presidencia pro témpore.
Los discursos presidenciales se mantuvieron dentro de los márgenes esperados, con espacio destacado para el acuerdo alcanzado en función de firmar el tratado de libre comercio (TLC) con la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA, por su siglas en inglés) y para el optimismo por una concreción definitiva del acuerdo estratégico con la UE; la defensa del bloque como herramienta de integración regional; y el reclamo por una mayor flexibilización de los procesos burocráticos del mismo —que tanto Orsi como el presidente de Paraguay, Santiago Peña, pusieron especialmente sobre la mesa, más allá del mismo Milei.
El compromiso de Lula en la presidencia pro témpore
Los reflectores estuvieron no solo en los intercambios entre Milei y Lula —que cerraron la cumbre con un abrazo, pese a las expresiones serias que mantuvieron durante todos los cruces—, sino también en las palabras del presidente brasileño, que marcó los cinco ejes de lo que será su mandato pro témpore al frente del Mercosur durante el segundo semestre.
Sin sorpresas, y en mayor contraste con el discurso de flexibilización con el que abrió la cumbre el mandatario argentino, Lula destacó especialmente la importancia del Mercosur como plataforma de protección para los países sudamericanos, así como los diferentes logros que la negociación comercial regional alcanzó en las últimas décadas gracias a sus “reglas equilibradas y claras”.
En ese sentido, sostuvo que “la presidencia brasileña presentará una oportunidad para reflexionar sobre el lugar que aspiramos a ocupar en el nuevo escenario global”, y apuntó al fortalecimiento del comercio del mercado interno y con socios externos, con el objetivo de ampliar mercados y diversificar alianzas. Principalmente, insistió en el optimismo que existe en cuanto a lograr la aprobación definitiva del acuerdo Mercosur-UE; sobre todo, tras el cierre de las negociaciones con la EFTA. Y reafirmó su compromiso con dichas gestiones.
Los desafíos climáticos serán otro pilar del segundo semestre en la agenda del bloque regional, con políticas que apunten a enfrentar el cambio climático y promueva la transición energética —de hecho, los presidentes ya aprobaron durante esta cumbre un comunicado de integración y seguridad energética—; el cual irá en paralelo con el desarrollo tecnológico, el combate al crimen organizado y la promoción de los derechos de los ciudadanos del Cono Sur.
Más allá de estos anuncios, Lula también le dedicó unas palabras al recuerdo del expresidente José Mujica y del papa Francisco, a quienes se refirió como “dos grandes referentes” del continente sudamericano y “dos seres humanos excepcionales”. “La presidencia brasileña del Mercosur honrará su legado trabajando por una integración solidaria y sostenible”, aseguró.
Finalmente, y con el martillo que simboliza el traspaso de mando ya en la mano, el mandatario brasileño dio cuenta de lo que escuchó por parte de sus pares regionales, “las angustias que cada presidente expuso” respecto de los actuales obstáculos que presenta el organismo multilateral. “Me dedicaré para que avancemos en esos seis meses lo máximo que podamos para que el Mercosur se transforme en un gran bloque. Tenemos todas las condiciones, solo depende de nosotros. Les prometo que haré mi parte”, concluyó.
El presidente Orsi fue uno de los que se refirió a la necesidad de una mayor apertura, insistiendo en que este objetivo no significa dar la espalda al bloque. “Uruguay enfrenta una necesidad estructural de mayor apertura al mundo. Nuestra dimensión económica y características productivas hacen imprescindible la ampliación y diversificación de nuestros mercados. Pero esta aspiración no debe interpretarse jamás como un alejamiento del bloque”, aseguró, e insistió: “No existe incompatibilidad alguna entre profundización y modernización del proceso de integración regional y la defensa de los intereses económicos comerciales de cada uno de los Estados parte”.
Agenda económica y una nueva advertencia
La cumbre de líderes cerró con la aprobación unánime y conjunto de la tradicional declaración, así como de dos comunicados adicionales, uno sobre integración y seguridad energética, y otro sobre la cuestión de la soberanía argentina en las Islas Malvinas.
Pero el último semestre se caracterizó por una agenda marcada por las cuestiones económicas bajo el mando del gobierno de Milei, que volvió a insistir en que el Mercosur “incumplió su objetivo original” al “cercenar libertades económicas” y construir una “estructura burocrática elefantiásica”.
En ese sentido, abogó una vez más por “un esquema comercial y regulatorio mucho más libre, en el que cada país pueda gozar de relativa autonomía para aprovechar sus ventajas competitivas y su potencial exportador”. Y destacó la lograda ampliación de la lista de excepciones del Arancel Externo Común (AEC), así como los acuerdos con la EFTA y la UE, y las negociaciones en marcha con India, Israel, El Salvador y Panamá.
Al cierre, Milei lanzó una nueva advertencia respecto de los objetivos que tiene su gobierno: “Argentina no puede esperar. Está en los socios si nos quieren ayudar en el camino que hemos elegido”, afirmó, abriendo las puertas una vez más a una posible ruptura con el Mercosur.