Pasada la etapa más compleja de volatilidad cambiaria y de tasas, el Banco Central tomó una decisión para que las entidades financieras puedan prestar en pesos. Además, estudia hacer cambios en la forma de cómputo del efectivo mínimo.
La relación entre el Banco Central (BCRA) y sus regulados se volvió algo más tirante desde mediados de julio. Con el fin de las Letras fiscales de Liquidez (Lefi) que aseguraban a las entidades una ventana para colocar cada día los pesos excedentes y una política monetaria que se volvió más estricta, el Gobierno ejerció presión sobre el negocio bancario. Ahora, en un contexto de menor volatilidad, podría empezar una distensión que lleve a una baja en las tasas de los créditos.
Tasas para arriba, encajes en máximos, restricciones a la posición de dólares propios e incentivos inequívocos para entrar en las licitaciones de deuda del Tesoro fueron algunas de las herramientas que usó el Gobierno para alinear el negocio bancario a los objetivos de la política económica de los últimos meses. Tras las quejas, el BCRA empieza a hacer algunos guiños a las entidades financieras.
Una de las medidas que peor cayó entre los bancos tuvo que ver con la modificación del cálculo de los requisitos de encajes. En agosto, el BCRA decidió que el cumplimiento de la exigencia ya no se calcularía como promedio mensual sino de manera diaria. Además, el organismo aumentó las multas por incumplimiento.
Para las Tesorerías de los bancos, la medida fue un dolor de cabeza porque complicó mucho la administración diaria de la liquidez. Por eso, las entidades hicieron distintas propuestas para modificarlos. Una posibilidad que trascendió es que el cálculo pase a ser cada tres jornadas.
Por el momento, no hubo definiciones, pero en el BCRA reconocen que están trabajando en algún alivio para ese requisito. Si se concreta una flexibilización en estos requerimientos, podría propiciar una reducción en el margen de las tasas de interés de los préstamos, aunque en el Gobierno creen que el mayor beneficio será para los encargados de administrar la liquidez bancaria.
Guiño para los bancos que quieran prestar más
Mientras, este jueves hubo un guiño concreto a las entidades. Después de la modificación sobre la posición de dólares propios de los bancos que podían tener las entidades en el último día hábil de agosto, el BCRA había definido un límite para la posición vendida en moneda extranjera de los bancos a partir de diciembre.
Ese tope negativo no podría ser mayor al 30% de la responsabilidad patrimonial computable de cada banco. Sin embargo, ese requisito complicaba a las entidades que tenían pensado endeudarse en dólares con el exterior –a tasas más convenientes que las domésticas– para luego prestar en moneda local.
Sucede que, con pocos pesos en la calle y tasas altas, los bancos pueden tomar crédito barato en dólares para fondear préstamos a nivel local. Así, estarían en condiciones de financiar a sus clientes a costos más bajos, pero deben cubrir el riesgo cambiario con ventas en el mercado de dólar futuro. Al hacerlo, iban a incumplir los requisitos sobre la posición en moneda extranjera.
Para solucionar ese escollo, el BCRA publicó la comunicación “A” 8325 en la que dio a las instituciones financieras la posibilidad de optar por no computar en ese límite las líneas de financiamiento del exterior y de largo plazo (con una vida promedio no menor a 12 meses), obtenidas de bancos multilaterales de desarrollo, agencias oficiales de crédito, organismos financieros del exterior, entre otros, que estén destinadas a dar préstamos en pesos a nivel local con cobertura del riesgo cambiario a través de operaciones en el mercado de futuros.
Así, las entidades podrán tener una posición vendida en el mercado a término por el equivalente a las líneas de financiamiento que hayan conseguido para dar créditos en pesos sin caer en un incumplimiento.