José Larregain, Adolfo Canecín y Gustavo Montini dijeron que recibieron la noticia de la sanción de esta normativa con mucho entusiasmo, pero que su promulgación abre un nuevo escenario. Además, pidieron que la ley no se contente solo con atrapar al más débil y vulnerable.
El arzobispo de Corrientes, José Adolfo Larregain, y los obispos de Goya y Santo Tomé, Adolfo Canecín y Gustavo Montini, emitieron un comunicado en el que abordan el reciente debate y aprobación de la Ley de Narcomenudeo en la provincia.
En su misiva, los religiosos dieron a conocer que comparten el dolor de las familias afectadas por las adicciones, especialmente entre los jóvenes, y señalaron: “La droga es una herida en nuestra sociedad que atrapa a muchos y hiere a familias enteras”.
Si bien recibieron con entusiasmo la noticia de la sanción de la ley, advirtieron que su promulgación abre un nuevo escenario y nuevos desafíos. Consideraron que la comercialización de la droga no es solo un tema judicial o policial, sino un problema social que involucra a todos.
En esa tesitura, los obispos señalaron que la ley necesita no solo la voluntad positiva de quienes son responsables de su ejecución, sino también una inversión económica y la creación de estructuras que hagan posible su cumplimiento. Con ese rigor, expresaron su deseo de que la ley no se contente solo con atrapar al más débil y vulnerable, sino que logre desenmascarar y poner en evidencia cualquier tipo de impunidad.
A párrafos seguidos, se transcriben los principales conceptos del “punteado” hecho por los pastores de las Diócesis del Taragüí sobre la normativa aprobada el miércoles último en la Legislatura local.
1. Un dolor que compartimos
Somos testigos del sufrimiento de tantas familias golpeadas por las adicciones, particularmente de los más jóvenes que, en su vulnerabilidad, quedan atrapados en el consumo de sustancias que destruyen la vida, la esperanza y los vínculos más hondos. El papa Francisco ha dicho con fuerza: “La droga es una herida en nuestra sociedad que atrapa a muchos y hiere a familias enteras” (cf. Discurso a participantes de la Conferencia Internacional sobre las Drogas, 2014). Esta herida abierta en todo el mundo, también está presente en nuestra provincia de Corrientes.
2. Una ley que interpela
Con mucho entusiasmo hemos recibido la noticia de la reciente sanción de la Ley de Narcomenudeo. Ciertamente su promulgación abre un nuevo escenario y nuevos desafíos. La comercialización de la droga no se trata sólo de un tema judicial o policial. Es un problema social que nos involucra a todos.
La ley recientemente sancionada, necesita no sólo de la voluntad positiva de quienes son los responsables de su ejecución, sino también de una inversión económica y la creación de estructuras que hagan posible su cumplimiento. Deseamos que esta ley no se contente sólo con atrapar al más débil y vulnerable, sino que logre desenmascarar y poner en evidencia cualquier tipo de impunidad.
Frente a ello, ¿se contará con recursos y estructuras suficientes para atender en forma integral a las personas con problemas de consumo, siendo que hoy constatamos que son insuficientes? ¿Podrá la Justicia correntina responder con celeridad y transparencia, evitando cualquier tipo de manejo espurio, de corrupción o de miedo?
3. El desafío de la prevención y la inclusión
La pelea contra las adicciones es un fenómeno complejo que no puede reducirse a la lucha contra el narcotráfico o el narcomenudeo. Es indispensable un abordaje más amplio y un compromiso integral: a) prevención desde la infancia y la adolescencia, con educación, deporte, cultura y proyectos de vida. b) Centros de tratamiento y recuperación accesibles, con acompañamiento humano, terapéutico y espiritual. c) Oportunidades laborales y sociales que devuelvan dignidad a quienes hoy sienten que no tienen futuro. d) Acompañamiento cercano a las familias que sufren, que son la primera red de contención y, muchas veces, las más solas se sienten frente a este dolor.
4. Una interpelación a la conciencia social
No podemos ser indiferentes. El narcotráfico no es sólo un problema de “los otros”: hiere el corazón mismo de nuestro pueblo, genera violencia, destruye nuestras instituciones y vulnera gravemente la paz social.
¿Qué lugar damos a los jóvenes en nuestras instituciones y comunidades? ¿Qué testimonio de vida ofrecemos los adultos frente a la cultura imperante? ¿Estamos dispuestos a priorizar la vida de nuestros niños, adolescentes y jóvenes por sobre cualquier tipo de interés económico, partidario o político?
5. En Cristo y María nace una nueva esperanza
En medio de un tiempo inquietante, seguimos creyendo en la fuerza de la vida, de la fe y de la esperanza. Sabemos que la vida de cada joven vale mucho y que nadie está perdido para siempre.
En el corazón de Nuestra Señora de Itatí, ponemos la vida de nuestro pueblo y este nuevo instrumento que el Estado correntino ha decidido utilizar en la lucha contra las adicciones. Que su amor de Madre, nos enseñe a cuidar la vida más vulnerable y nos de la valentía para comprometernos en la construcción de una provincia libre de todo aquello que pueda hacernos daño. Con corazón de pastores, invitamos a todos gobernantes, legisladores, jueces, fuerzas de seguridad, educadores, instituciones intermedias, comunidades de cristianas, organizaciones sociales y familias a un gran pacto por la vida y por la dignidad de nuestra gente. (…)