Scott Bessent mencionó una nueva línea de crédito con bancos privados y fondos soberanos por US$20.000 millones. Se trata de un mecanismo que se sumará al swap por el mismo monto.
El secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, aseguró que el programa de asistencia financiera para la Argentina alcanzará un total de US$40.000 millones, al sumar una nueva línea de crédito de US$20.000 millones a la ya adelantada línea de intercambio de divisas (swap).
“Estamos trabajando en una línea de crédito de 20.000 millones (de dólares) que sería complementaria de nuestra línea de intercambio de divisas, con bancos privados y fondos soberanos, que creo que estaría más orientada al mercado de deuda”, señaló Bessent a periodistas en Washington. “Así que sería un total de 40.000 millones para Argentina”, resumió.
Bessent confirmó además que la administración Trump retomó las ventas de dólares en el mercado cambiario argentino, una medida que busca evitar la presión sobre la divisa y las reservas del BCRA en la previa electoral.
Si bien evitó precisar el monto de la intervención, la nueva operación en el MULC se produjo cuando los dólares, tanto el oficial como los financieros, el blue y los futuros, subían ante las dudas que quedaron en el mercado luego de la cumbre Trump-Milei en Washington.
El entendimiento consolida la alianza geopolítica entre ambos países y busca profundizar la presencia estadounidense en sectores estratégicos de la economía argentina, en paralelo con una reducción de la influencia tecnológica y financiera china.
Durante los encuentros en Washington, Bessent hizo hincapié en la condicionalidad geopolítica del apoyo financiero. “Simplemente, no permitiremos que una economía de control estatal dicte los términos a Estados Unidos”, escribió el funcionario en su cuenta de X (ex Twitter). En esa misma línea, remarcó que la asistencia estadounidense está orientada a respaldar a los aliados en su estrategia para “empujar hacia atrás la coerción económica china”.
Según trascendió, Washington pidió garantías para que la Argentina no albergue “puertos, bases militares ni centros de observación” vinculados a Beijing. Trump, por su parte, fue más explícito: “Pueden tener algo de comercio, pero no deberían ir más allá. Definitivamente, no deberían hacer nada relacionado con lo militar con China. Y si eso está ocurriendo, me molestaría mucho”, advirtió.
En ese contexto, el gobierno argentino trabaja en una serie de medidas destinadas a mostrar señales de cumplimiento con las condiciones planteadas por Washington. Entre ellas, se analizan opciones para desactivar la base espacial china en Neuquén, y para frenar la ampliación del radiotelescopio chino-argentino instalado en el Parque Nacional El Leoncito, en San Juan. También se evalúa dejar en pausa la construcción de las represas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic, en Santa Cruz, proyectos con financiamiento del gigante asiático.En paralelo, el Ejecutivo busca reactivar proyectos estadounidenses que habían quedado paralizados, como el radar de la empresa Leolabs en Tierra del Fuego, destinado a la observación espacial y al soporte de empresas como SpaceX o la NASA.
La ayuda a la Argentina se enmarca en ese tablero global. Según explicó el ministro de Economía, Luis Caputo, el swap o las líneas de crédito bancarias podrían utilizarse para cubrir vencimientos de deuda en 2026 si el país no logra acceder al mercado voluntario.
Trump, no obstante, condicionó la generosidad del respaldo financiero a los resultados de las elecciones legislativas del 26 de octubre. “Si Milei pierde las elecciones, no seremos generosos con la Argentina”, advirtió.