El gobierno nacional busca frenar las sesiones en el Senado

Hasta el cambio de autoridades

Desde Casa Rosada se quiere evitar la votación sobre cuestiones sensibles para el oficialismo, por lo que se apuesta a cerrar el recinto hasta después del 10 de diciembre, cuando se renuevan las bancas.

La postura de la Casa Rosada de cerrar el recinto del Senado hasta el recambio de diciembre próximo tensiona las últimas tres semanas del período ordinario en la Cámara alta, con una actual conformación que podría activar hasta dos encuentros -si quisiera- y votar cuestiones sensibles para el Gobierno.

Esto ocurre en medio de desconfianzas entre la propia oposición, legisladores que finalizan su mandato y desean llevarse alguna iniciativa aprobada de medalla, y un oficialismo que pretende olvidar la ley que regula los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) para evitar un veto, pero no logra avanzar en una sesión coordinada con otras bancadas por la resistencia del Ejecutivo.

“Fue un golazo ganar las elecciones, pero todavía tenemos que convivir 20 días más acá y en amplia minoría. El problema, por más que hayas sido el victorioso, es decir ‘esperen al nuevo Congreso y votemos lo que consensuemos’ a personas que ya piensan que no lo va a cumplir. El Gobierno se equivoca ahí. En cambio, si se pudiera acordar una sesión no demasiado violenta, quizá el daño sea menor. Ahora, si quieren jugar al límite antes del 10-12 y lesionar el diálogo entre cúpulas, ya no entre legisladores, excede cualquier razonamiento. Es tiempo de pensar bien las cosas antes de decir ‘no’, por más ganas y argumentos que tengas a favor”,

a decisión a adoptar por el oficialismo ocurrirá tras jornadas extrañas en la Cámara alta, después de la firma en disidencia que ejecutó el kirchnerismo sobre la ley de DNU, aprobada por el Senado en septiembre pasado y luego fileteada por Diputados. No hay más nada por hacer: ahora es la versión original o la modificada. Para la oposición “dialoguista”, la Casa Rosada “prefiere cerrar” con el Frente de Todos.

“Con lo del DNU pasó desapercibido, pero el kirchnerismo no sólo firmó en disidencia el dictamen de algo que ya había votado en el recinto y sorprendió, sino que además se corrió de pedidos de información. Todos eran contra el Gobierno libertario, claro está. Será interesante ver si afloja el Ejecutivo para la sesión del 19 o 20 de noviembre. Si no se mueve bien, hasta fin de mes quizá siga la mayoría para llevar abrir el recinto más ocasiones. Ahí se sabrá cuánto aprendió de sus errores el entorno del Presidente”, sentenciaron a este medio desde un despacho dialoguista de peso.

Veamos la secuencia de la corriente semana. Mañana, un plenario de comisiones de Legislación General; y de Población y Desarrollo Humano, se juntarán para analizar una iniciativa del zigzagueante jefe del radicalismo en la Cámara alta, Eduardo Vischi, sobre erradicación de la violencia en la infancia y adolescencia. El correntino pasó de aliado casi incondicional de la Casa Rosada hasta la elección provincial de dos meses atrás y la semana pasada fue quien pidió celeridad para la ley de DNU junto a la peronista disidente Alejandra Vigo.

Al día siguiente, el oficialismo tendrá que mostrar las cartas en un plenario de las comisiones de Educación; y de Presupuesto y Hacienda, que se reunirá para ver si dictamina la creación de dos universidades en la provincia de Buenos Aires: Cuenca del Salado y Saladillo.

El temor desde algunos despachos libertarios es que una estrategia de confrontación lesione aún más la convivencia del actual Senado y, sobre todo, complique la que continuará con varios legisladores, más allá del recambio del 10 de diciembre.

Mientras tanto, el Frente de Todos mira de reojo y desliza -sin formalizar nada- una supuesta predisposición para acelerar algunos ítems demorados del Congreso, como la Defensora del Niño -la Cámara baja ya aprobó- o las butacas para la Auditoría General de la Nación. Sobre lo último, sueña que el radicalismo acepte uno para ellos y vote a dos peronistas para dejar al Gobierno y al resto de dialoguistas con las manos vacías. No piensan igual en el centenario partido y, para variar, extienden otra interna.